Dulces joyas españolas, las marcas de galletas que conquistan 2025
- Irene Sánchez
- hace 2 días
- 8 Min. de lectura

En un país tan rico en tradiciones gastronómicas como el nuestro, la repostería artesanal vive un brillante momento de esplendor. Las marcas de galletas que valoran criterios como la calidad de la materia prima, la elaboración manual y la historia que respalda cada hornada se convierten hoy en auténticas joyas dulces. Un nuevo escenario donde sabor y autenticidad se dan la mano para conquistar al consumidor más exigente.
Desde productos elaborados sin aditivos ni conservantes, hasta propuestas que fusionan ingredientes ecológicos con técnicas artesanales, las galletas se alzan como uno de los grandes descubrimientos 2025. Lejos de tratarse de un mero capricho dulce, representan un movimiento gastronómico que reivindica la identidad, el origen y el cuidado por el detalle en cada bocado.
Este artículo propone un recorrido por las marcas españolas de galletas que están tirando del carro del buen gusto. Profundizaremos en su trayectoria, sus valores y las colecciones que más éxito están cosechando, para entender por qué ahora, más que nunca, las galletas han dejado de ser un simple acompañamiento del café para convertirse en el centro de atención del momento gourmet. ¿Estás listo para descubrir las mejores marcas de galletas de España?
Milola
En un mundo donde cuidarse y disfrutar parecen verbos opuestos, Milola ha logrado reconciliarlos con una propuesta dulce, saludable e inclusiva. Fundada por Manuela, esta marca española se ha convertido en una auténtica joya gastronómica, conquistando a quienes creen que la vida —y las galletas— deben saborearse sin culpa.
La historia de Milola nace de una necesidad personal: recuperar la alegría de comer tras descubrir intolerancias alimentarias. “Mi salud mejoró, pero mi vida perdió color”, confiesa su creadora. A partir de ahí, Manuela decidió cambiar la receta de su vida y crear productos para los que, como ella, “lo quieren todo”: bienestar, placer y sabor.
Sus galletas son mucho más que un capricho dulce. Son una declaración de principios: cuidarte sin renunciar a disfrutar. En cada mordisco hay una invitación a celebrar la vida, la familia, los amigos y los pequeños momentos. Porque, como defienden en Milola, la mesa es un lugar donde cabemos todos.
El secreto está en los ingredientes. Sus galletas están elaboradas con cereales integrales de alta calidad, sin gluten, sin lácteos, sin azúcar refinado ni aceite de palma. Las versiones veganas, además, prescinden del huevo. Todo ello sin renunciar a la textura crujiente ni al sabor irresistible que las ha hecho famosas.
Entre sus sabores más emblemáticos, no falta la delicada Naranja, Almendra & Cardamomo, el toque ácido de Frambuesa, Avena & Lima, la intensidad de Doble Chocolate & Plátano (vegana) o la aromática Zanahoria y Especias. Los packs especiales —como Chocolate Lovers o Trío de Cítricos— son perfectos para quienes no saben por cuál decidirse.
Milola no solo hornea galletas, hornea bienestar, belleza y felicidad. En su universo, comer deja de ser una batalla y vuelve a ser un placer compartido. Su filosofía es clara: cuidar la salud, mantener la línea y disfrutar los pequeños placeres de la vida.
Y sí, en 2025, el sabor de la felicidad viene en forma de galleta. Y se llama Milola.
Galletas Birba
Pocas marcas pueden presumir de llevar más de un siglo endulzando la vida con la misma autenticidad. Galletas Birba, nacida en Camprodon (Girona) en 1893, es una de ellas. Desde su pequeño obrador en el corazón del Pirineo Oriental, esta casa centenaria ha sabido conservar intacta su esencia: elaboración artesanal, ingredientes naturales y un respeto absoluto por la tradición.
La historia comenzó cuando la familia Birba, propietaria de un ultramarinos y una confitería, decidió hornear galletas para sobrevivir a los meses de invierno, cuando el turismo veraniego desaparecía. Aquellas primeras creaciones, hechas con mimo en el sótano de la casa familiar, se convirtieron pronto en un símbolo de calidad. En 1929, la apertura de la primera fábrica en la avenida Maristany marcó el inicio de una nueva era. Ese mismo año, la marca recibió el Gran Premio de la Exposición Internacional de Barcelona, reconocimiento a su excelencia.
Ni la guerra civil ni el paso del tiempo lograron frenar el espíritu emprendedor de la familia. Durante la posguerra, Llorenç Birba Cordomí fue distinguido con la Medalla al Mérito en el Trabajo, y la empresa continuó creciendo, siempre fiel a su filosofía: productos naturales, elaborados con paciencia y dedicación. Hoy, la moderna fábrica de Camprodon —inaugurada en 2008— conserva los hornos originales, testigos vivos de una historia que sigue latiendo con cada hornada.
El secreto de Birba está en sus ingredientes frescos y genuinos: huevos cascados a mano, auténtica mantequilla, aceite de oliva, harinas galleteras, almendras y avellanas tostadas en la propia fábrica, y chocolate negro con un 60% de cacao. Cada galleta se hornea lentamente para lograr su inconfundible textura crujiente.
Su catálogo es un homenaje al sabor bien hecho: las clásicas Núria —en sus versiones Integral, Mediterránea, Sin Gluten o BIO—, los irresistibles Surtidos Camprodon e Imperial, y las especiales Receptes de Camprodon. En 2025, la nueva gama Recetas Nostálgicas revive sabores de antaño con joyas como Pirineus, de mantequilla y sal, y Domino, con aroma de canela.
Más de 130 años después, Birba sigue siendo sinónimo de calidad, tradición y autenticidad. Un pedazo de historia que se saborea en cada galleta.
Galletas Xianas
Entre los verdes paisajes de Lugo, en la parroquia de Xián (Taboada), late una tradición que ha pasado de generación en generación: las Galletas Xianas. En su obrador familiar, el aroma a mantequilla recién horneada se mezcla con la historia y la identidad gallega. Allí, el tiempo se detiene para rendir homenaje a una receta centenaria, aquella que antaño se cocinaba entre dos planchas de hierro sobre el fuego de una cocina de leña.
Inspiradas en el patrimonio cultural gallego, las galletas Xianas no solo conquistan por su sabor, sino también por su aspecto: redondas, doradas y grabadas con motivos tradicionales y el mapa de Galicia, un guiño a sus raíces y a su lema: “Galiza nunha galleta”. Cada una es un pequeño testimonio de historia, artesanía y orgullo.
El proyecto nació del amor por la tradición y de un deseo de reinventarse sin perder la esencia. Con una receta transmitida a lo largo del tiempo y elaborada íntegramente de forma artesanal, las Xianas se producen sin conservantes ni aditivos, utilizando solo ingredientes naturales. Su sabor inconfundible a mantequilla recuerda al de las galletas de antes, aquellas que llenaban las despensas familiares de aroma y nostalgia.
En los últimos años, la pequeña producción del obrador ha crecido notablemente, alcanzando las 3.000 galletas diarias, sin renunciar a la calidad ni al proceso manual que las caracteriza. Entre sus variedades destacan las Xianas Originales, con su sabor clásico y mantecoso; las Xianas de Almendra, crujientes y aromáticas; y las Xianas de Café, intensas y tostadas, perfectas para los amantes del buen café. Para los indecisos, existe la opción de combinarlas y revivir los sabores de la infancia.
Reconocidas con el sello de Artesanía Alimentaria de la Xunta de Galicia, las Galletas Xianas representan la unión entre el saber hacer tradicional y la pasión por la excelencia.
Cada galleta es un pedazo de Galicia que invita a detenerse, a disfrutar del momento y a saborear la dulzura de lo auténtico. Un legado familiar convertido en una de las dulces joyas españolas que conquistan 2025.
La Luarquesa
Hay marcas que trascienden el tiempo, que no solo se saborean, sino que se recuerdan. La Luarquesa es una de ellas. Desde su obrador en Luarca (Asturias), esta firma centenaria ha sabido conservar el espíritu de la repostería artesanal, elaborando galletas que evocan el hogar, la infancia y la autenticidad de los sabores de siempre.
Su historia comienza en 1885, cuando Adolfo García Fernández abrió una pequeña panadería inspirado por las recetas de su esposa, Eduviges López. Aquellos dulces, nacidos del amor y la tradición, pronto se convirtieron en un emblema del pueblo. Ni siquiera los tiempos difíciles de la Guerra Civil frenaron el empeño de Adolfo, que transmitió su pasión a sus hijos, Manuel y Marino. Ellos, junto a la siguiente generación, Marino y José, consolidaron y modernizaron la empresa sin renunciar nunca a su esencia.
Hoy, La Luarquesa continúa siendo un negocio familiar que apuesta por la calidad y la naturalidad. Sus galletas se elaboran con ingredientes 100% naturales, sin conservantes ni colorantes, y con el cuidado artesanal que caracteriza a las marcas que respetan su historia. Actualmente, su catálogo ofrece diferentes variedades, todas ellas fieles a su filosofía: mantener vivo el sabor de lo auténtico.
Entre sus joyas más reconocidas destaca la galleta 1896, una edición especial creada para celebrar el 125 aniversario de la marca. Inspirada en los Bollinos de Mantequilla originales, conquista con su textura delicada y su sabor envolvente. También brillan delicias como la Galletina para café, crujiente y perfumada con canela; las irresistibles Chocolinas de Luarca, con chips de chocolate y corazón tierno; o las Manzaninas de Luarca, que fusionan mantequilla y manzana en un guiño a la tradición asturiana.
Con más de 125 años de historia, La Luarquesa es hoy un referente de la galleta artesana española y una de las marcas más admiradas a nivel internacional. Cada bocado cuenta una historia, la de una familia, una tierra y una forma de entender la repostería donde el tiempo se mide en dulzura.
Maruxas de Nata
No hace falta una receta compleja para crear algo extraordinario. A veces, basta con tres ingredientes y una buena dosis de cariño. Así nacen las Maruxas de Nata, las galletas gallegas que han convertido la sencillez en su sello de identidad y que hoy se alzan como una de las grandes protagonistas del panorama dulce español en 2025.
El secreto de su éxito está en lo esencial: harina, nata y azúcar de caña ecológicos, trabajados a mano por un grupo de mujeres que cree en la fuerza de lo auténtico. Cada galleta se elabora una a una, con paciencia y mimo, en un obrador donde tradición y sostenibilidad se dan la mano. No hay conservantes, ni colorantes, ni artificios: solo ingredientes naturales y una receta que honra los sabores de siempre.
Las Maruxas no solo son un producto, son una forma de entender la vida. Detrás de cada hornada hay un compromiso firme con el medio ambiente, el desarrollo rural y la cultura gallega. Su filosofía se apoya en la idea de que cuidarse y disfrutar pueden ir juntos, y que el gusto por lo sencillo puede ser también una elección consciente y sostenible.
Esta conexión con la cultura se refleja en sus Ediciones Especiales, auténticas piezas de colección en las que artistas gallegos como Leandro Lamas, Blanca Vila o Elga Fernández Lamas reinterpretan la esencia de Galicia. Entre ellas destacan la edición dedicada al barrio ferrolano de Canido y sus Meninas, símbolo de creatividad urbana, y la del Año Santo Xacobeo, inspirada en el majestuoso Pórtico de la Gloria.
Con su lema, “el sabor que te devuelve a la infancia”, Maruxas de Nata demuestra que la emoción también se hornea. Porque en cada galleta hay una historia, una tierra y una manera de vivir que celebra lo simple, lo natural y lo verdadero. Una galleta tan gallega como universal, tan pequeña como grande en esencia: una de las dulces joyas españolas que conquistan 2025.

























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