Las mejores marcas de chocolate de España 2025
- Roberto Buscapé
- 3 oct
- 8 Min. de lectura

España vive un momento dulce: el cacao artesano ha pasado de ser tendencia a convertirse en cultura. En GastroSpain hemos recorrido obradores, fábricas y tiendas especializadas de norte a sur para tomar el pulso a una escena que combina técnica, origen y creatividad con una idea fija: hacer chocolate de verdad. El resultado es nuestra selección de las mejores marcas de chocolate de España 2025, un mapa para orientarse entre propuestas que seducen por sabor, relato y coherencia.
El filtro se apoya en cuatro ejes: origen, oficio, ética y experiencia. Origen: trazabilidad real de la cosecha y un trabajo en destino que cuide fermentación y secado. Oficio: tueste, molienda, conchado y atemperado ajustados al carácter de cada grano. Ética: ingredientes limpios, etiquetas claras, sostenibilidad y comercio justo verificables. Experiencia: catas con aromas definidos, textura precisa, equilibrio y constancia lote a lote, además de servicio y logística a la altura. Solo así forman parte de las mejores.
¿Qué vas a encontrar? Una ruta sensorial que recorre el país y sus estilos: desde perfiles intensos y secos a leches modernos y blancos con carácter; tabletas de origen, ediciones limitadas, bombonería fina, cacaos en polvo y untables pensados para disfrutar en casa o regalar con acierto. Este artículo sobre las mejores marcas de chocolate de España 2025 es una guía práctica para el amante del cacao —curioso o experto— que busca calidad, identidad y placer en cada onza.
Chocolates Maykhel
Hay casas que explican, por sí solas, por qué España es país chocolatero. Chocolates Maykhel es una de ellas: una saga que arranca en 1875 con D. Cristóbal Monserrat, maestro por herencia, elaborando a mano en hogares acomodados de la Barcelona decimonónica —incluida la del General Prim— y poniendo en marcha su producción en la calle Verdi. La estafeta la recoge su hijo Francisco, que a inicios del XX mantiene la fábrica en Gràcia con prensas para extraer manteca, tortas de cacao y tabletas, y lanza marcas como Kybon, Tres Sabores o Montserrat. Historia como mejor garantía.
De aquel taller barcelonés al Madrid industrial media un viaje de oficio y ambición. Antonio Monserrat —abuelo del actual gerente, Alberto de Magallanes-Ribeiro— trabaja junto a su padre, cruza a Brasil en los años 50 para dirigir una de las mayores industrias chocolateras del país, regresa para pilotar “La Colonial” de Pinto y, casi desde cero, decide emprender con Mª Teresa Sanz: entonces nace Maykhel. A comienzos de los 80 levantan las actuales instalaciones en el polígono Ventorro del Cano (Alcorcón), desde donde hoy sirven con atención directa y reparto propio en Madrid.
La búsqueda de la excelencia empieza en el cacao y se confirma en el proceso. Maykhel elabora su línea Gourmet de chocolate a la taza con conchado fino y un 48% de cacao total; el resultado es textura envolvente y sabor nítido. La casa ha abrazado las exigencias modernas —trazabilidad, etiquetado, seguridad alimentaria— y ha pasado de 8 referencias a más de 60 sin renunciar a su credo: 100% sin gluten y sin conservantes ni espesantes. Para la hostelería, ofrece servicio integral y asesoramiento para formulaciones a medida; para el hogar, constancia y regularidad de fábrica.
El catálogo habla a todos los públicos. En taza, clásicos como Maykhel y Negro Extra, además de una familia de sabores (coco, menta, naranja, avellana) y versiones sin azúcar. En tableta, intensidades de 92%, 88% y 76%, y juegos aromáticos como limón y jengibre, fresa y frambuesa, violeta, granos de café o nibs. Para repostería, coberturas y perlas 70% y 52%, chocolate blanco y cacao puro —natural o alcalinizado—, con nibs y cacaos solubles. En clave fresca, frappés Montblanc (blanco), Teide (cacao) y Kilimanjaro (café); incluso una cerveza artesana con cacao, Mayk’s Hell.
Pedir es sencillo: de su fábrica a tu cocina en 24–48 horas. Tradición, método y familia para un chocolate que sabe a oficio y a España.
Maychoco
Junto al Mediterráneo, en Benajarafe (Málaga), el chocolate se trabaja con brisa marina desde 2019. Así nació Maychoco: un obrador bean to bar que defiende la elaboración íntegra —del tueste del haba al atemperado— para obtener tabletas finas de aroma con sello andaluz. Detrás está Mayte Sánchez, que convirtió un recuerdo de infancia en una realidad contemporánea: pequeñas partidas hechas a mano donde cada decisión de proceso se traduce en brillo, rotura limpia y textura sedosa.
El camino de Mayte comienza en 2017 con formación junto a maestros pasteleros locales y se consolida con dos referentes del bean to bar nacional: Isabel Félez (Chocolates Isabel, Teruel) y Rakel González (Kaitxo, Vizcaya). En paralelo, se acredita como Catadora Certificada en Chocolate (niveles I, II y III) por el International Institute of Chocolate & Cacao Tasting. Compromiso sectorial no le falta: es miembro fundadora de la Asociación Española para el Fomento del Chocolate Artesano de Pequeños Tostadores, nacida en 2019 en Puçol (Valencia). En su obrador, selección, tueste medido, refinado, conchado y atemperado se realizan a mano para preservar identidad y precisión.
La filosofía se reconoce en origen y territorio. Todo el cacao procede de plantaciones que cuidan a las familias recolectoras y al medio ambiente. A esa ética se suma una mirada km 0 que ancla sabor a Málaga: AOVE de Finca La Torre, mangos de la Axarquía, almendras nacionales fritas y saladas en la cooperativa Almensur y flor de sal de Cádiz. El resultado son chocolates expresivos, con dulzor contenido, acideces elegantes y un final limpio que deja hablar al cacao.
El catálogo combina continuidad y sorpresa. En negros: 70% venezolano con café arábica de Brasil; 70% peruano con mango; Cuzco al 70% y 87%; un 75% dominicano con naranja y AOVE; y un radical 100% de Manabí para puristas. En leche, un 55% peruano “dark milk” que se viste con nísperos, maracuyá o almendras —también en versión sin azúcar—, y juegos salados como queso de cabra payoya con pan de higo. El blanco explora caminos propios —té marroquí con rosa, lavanda con limón, “butter to bar” 39%— y se completa con cacao en polvo de Piura, bombones, turrones y mango con chocolate.
Juventud con método y raíces: en la ruta de las mejores marcas de chocolate de España 2025, Maychoco merece parada y bocado.
Kankel Cacao
Una onza de chocolate puede ser un pasaporte. En Kankel Cacao lo es: una ventana que te acerca al origen del cacao y a sus paisajes, para explorar límites gastronómicos y despertar recuerdos. La casa nace con una idea clara —crear una experiencia personal, delicada y genuina desde el terruño— y la sostiene con método, curiosidad y respeto. Aquí el chocolate es un placer sensual, sí, pero también una forma de contar de dónde viene.
Al frente está Juan Ángel Rodrigálvarez, una de las voces más sólidas del cacao en España: Mejor Pastelero Repostero 2010 por la Real Academia Española de Gastronomía, oro con el Equipo Nacional en Rimini 2007, MIP 2021 en Madrid Fusión a la trayectoria, catador internacional, secretario de la asociación “Bean to Bar” y formador en escuelas como GASMA, CIB y la escuela madrileña de bean to bar. Más de 30 años de oficio destilados en chocolates de perfil puro y complejo a la vez.
El propósito es acercarte “una porción de tierra” en cada tableta. Por eso trabajan con pequeños productores a pie de plantación, pagando precios justos y con mirada ecológica. El terroir, para Kankel, no es solo suelo o clima: es la sabiduría de las personas que cultivan. La intervención en el obrador es mínima y honesta para que el origen hable alto y claro.
El proceso comienza lejos: selección del origen y del haba, fermentaciones cuidadas y secado al sol junto a los agricultores. Ya en casa, la criba es grano a grano y el tostado, a baja temperatura y en microtandas de dos kilos para desplegar aromas sin maquillajes. Después, molienda delicada y mezcla precisa —sin vainilla añadida— con una máxima: el porcentaje no lo dice todo; manda la combinación sutil de factores que define la experiencia.
El resultado se lee en mapas: Filipinas (Davao, Regalo) con tropicalidad y macadamia; Perú (Chuncho) con maracuyá, mandarina y especias; Madagascar (Sambirano, Akesson) con fruta roja volcánica; India floral y fresca; Uganda (Semuliki) con higo, dátil y toffee.
A ello se suman creaciones que explican su espíritu rebelde: 100 x 100 Mucílago (sin azúcares añadidos), Pepitas Chuncho, un Dark Milk 57% con leche de oveja, un Ecológico de Café “de bolsillo” y un Blanco con limón y sal de Añana.
La Rioja aparece en sus trufas de vino tinto y blanco. Por todo ello, Kankel Cacao es parada obligatoria en nuestra ruta de las mejores marcas de chocolate de España 2025.
Casa Cacao
En Girona, el sueño de Jordi Roca huele a cacao. Casa Cacao nace para cumplir una idea simple y poderosa: transformar granos en relatos comestibles. En su obrador, el menor de los hermanos del Celler de Can Roca dirige una fábrica donde todo empieza mucho antes de encender la tostadora: en pequeñas comunidades de Perú, Venezuela, Colombia o Ecuador, a las que compran directamente pagando un precio justo y escuchando lo que cada origen tiene que decir.
Aquí el grano manda. Cada partida se trabaja como un mundo: el suelo donde creció, el clima que lo moldeó, la mano del productor y, sobre todo, lo que sucede tras la cosecha —fermentación y secado— determinan el carácter final. Casa Cacao prefiere la diferencia a la uniformidad y por eso elabora de forma artesanal, preservando la personalidad de cada variedad para que, con cada mordisco, el chocolate te lleve de vuelta a su lugar de origen.
La gama lo demuestra. En las tabletas con leche conviven finura y sentido del terroir: D.O. Los Bejucos 50% con leche de oveja, cremoso y persistente; Hacienda Victoria 60% con leche, equilibrado y goloso; y una singular versión 55% con leche de cabra, de trazo más láctico y aromático. En “chocolates con sabores”, el juego es preciso: leche 50% con té negro Chai; 70% con café de Etiopía; un 80% de Hacienda Victoria perfumado con jazmín; e incluso una colaboración con The Macallan Double Cask 12 Years (70%) que suma profundidad especiada.
Para descubrir el proyecto a varios tiempos, funcionan los packs de mini tabletas y las colecciones (seis o doce piezas) que alternan orígenes negros y con leche. La vertiente más golosa se expresa en la bombonería: “El Gran Bombón” y cajas de 6, 9, 16 o 32 unidades, con ediciones de gianduja y una serie The Macallan que dialoga con notas de barrica.
El hilo conductor no cambia: comercio justo en origen, selección obsesiva del grano y elaboración meticulosa en Girona. Casa Cacao celebra la naturaleza cambiante del cacao y la convierte en experiencia.
Utopick
Utopick nació como una “utopía” —transportar cacao en la maleta desde Colombia para soñar con un chocolate más auténtico— y hoy es una realidad con acento valenciano. Desde su obrador–tienda en Ruzafa (Valencia), Paco Llopis y Juana Rojas trabajan el bean to bar con dos brújulas que conviven: el purismo del cacao de origen y una creatividad juguetona que abre caminos sin perder rigor. El objetivo no cambia: hacer chocolate de verdad, con sabor, aroma y textura que cuenten una historia.
La identidad arranca en el campo. Utopick elige región y variedad, colabora con agricultores exigentes y opera con transparencia: cosecha en el punto justo, fermentación y almacenaje correctos, y trazabilidad clara de costes y pagos. Ya en Valencia, el proceso es artesanal y preciso: tostado a la temperatura idónea, descascarillado y ventilado, molienda del nib hasta obtener licor, adición medida de manteca de cacao y azúcar, conchado para pulir aristas y un atemperado que asegura brillo y crujido. Sin aditivos en el cacao. Sostenibilidad, claridad de etiqueta y un palmarés de certificaciones y premios internacionales avalan el trabajo.
El catálogo ofrece dos rutas. La primera, orígenes puros para aficionados al single origin: Sierra Nevada y Tumaco (Colombia) al 70%, Nugu (Nicaragua) 70/85/100%, Lachuá (Guatemala) 77%, Tanzania 87% o Paquibato (Filipinas) 90%. La segunda, la de los sabores firmados Utopick, abre un abanico hedonista: Haba tonka y pera 56%, Sanguineli y flor de azahar 56%, Azafrán de Teruel 56%, Coco hibiscus 70%, ‘Rare Citrus’ con cidra Canarone 70%, Leche merengada, Naranja y almendras, Macadamia al punto de sal, Chilli Peppers, Sal Mediterránea, Gin Tonic o Petazetas Pasión. El hilo común es el equilibrio: intensidad del cacao y aderezos que suman, nunca tapan.
El envoltorio también habla: packaging identificado a mano, pensado para viajar y regalar. La casa juega con mensajes con “Sweet words” y con divertimentos locales como las Bombetas Peim!, bombones rellenos de licores valencianos —y versión sin alcohol con petazetas— que explotan en boca y sonrisa.
De Ruzafa al mundo, Utopick demuestra que la honestidad de origen y la imaginación pueden ir de la mano.
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