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Localidad gastronómica del mes en GastroSpain. Mayo 2025: Trujillo


Trujillo (Localidad gastronómica mayo 2025) - GastroSpain (1)

Este mes, en GastroSpain, viajamos al corazón de Extremadura, más concretamente a Trujillo como nuestra localidad gastronómica del mes de mayo. Monumental, histórica y rebosante de sabor, Trujillo no solo deslumbra por su patrimonio arquitectónico, sino que también se ha consolidado como uno de los grandes destinos culinarios del suroeste peninsular. En sus calles empedradas, plazas y casas solariegas late una cultura gastronómica viva, en la que tradición y vanguardia se dan la mano para ofrecer al visitante una experiencia difícil de olvidar.


Quien llega a Trujillo lo hace atraído, muchas veces, por su espectacular Plaza Mayor, presidida por la estatua ecuestre de Francisco Pizarro. Pero, al adentrarse en su vida diaria, el viajero descubre que su verdadero tesoro es la mesa. Aquí, la gastronomía no es solo herencia, es también presente. Muestra de ello es la efervescencia de restaurantes y bares que se distribuyen por todo el centro y los barrios cercanos.



Uno de los templos de la alta cocina local es Alberca, en una casona histórica del casco antiguo. Este restaurante, dirigido por el chef Mario Clemente, ha sabido unir producto local y técnica contemporánea, ganándose el favor de la crítica y del público. Las migas extremeñas con crema de espárrago blanco o la croqueta de rabo de toro son ejemplos de cómo la tradición puede elevarse sin perder su esencia.


En la misma línea de calidad, aunque con una propuesta más clásica y sobria, se encuentra El 7 de Sillerías. Paco Gómez lidera un espacio donde mandan las carrilleras al Pedro Ximénez, el arroz cremoso con alcachofas o el chuletón madurado. Su cuidada decoración entre lo rústico y lo moderno crea un entorno cálido, perfecto para disfrutar sin prisas.



Y si el día invita a una experiencia relajada y panorámica, el Parador de Turismo, en el antiguo convento de Santa Clara, une historia y sabores potentes: sopa de tomate con higos pajareros, solomillo con salsa de Torta del Casar o helado de queso con miel de las Villuercas.


Dos Orillas, junto a la iglesia de Santa María la Mayor, es un verdadero templo de los productos ibéricos de la dehesa, mientras que Meseguera ha convertido la carne a la brasa en una auténtica experiencia sensorial. La Troya, con su centenaria caldereta de cordero, y Bizcocho Plaza, con su cochinillo o su brownie de castañas, representan esa cocina que se transmite de generación en generación.



Y no hay que olvidarse de El Medievo, ideal para tapear entre quesos, migas y vinos de la D.O. Ribera del Guadiana.


Más allá de los restaurantes, Trujillo brilla también por sus productos: los embutidos ibéricos, los quesos —con la Feria Nacional del Queso como gran escaparate—, los vinos extaordinarios como los de Bodegas HABLA o los dulces conventuales como las perrunillas y los huevos mol de Santa Clara.


Trujillo no solo conserva su historia entre muros de piedra, también la sirve en la mesa. Es una ciudad que se huele, se prueba y se disfruta con todos los sentidos. Comer en Trujillo es recorrer siglos en cada plato, y volver siempre con ganas de más.

 
 
 

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