Lías Malvasía Volcánica, el blanco de guarda de El Grifo
que mejora con el tiempo
IRENE SÁNCHEZ 18.01.22
Durante décadas, en las Islas Canarias se extendió la creencia de que el vino debía ser consumido en el año. En El Grifo, sin embargo, dicha afirmación despertaba dudas o al menos la curiosidad de qué sucedería si no fuera así. Acostumbrados a experimentar y a hacer frente a las barreras que impone el llamado ‘viñedo de lo imposible’, en el corazón de La Geria, ya en 2010 decidieron hacer la prueba y elaborar un vino blanco seco de guarda de larga duración, esto es, 5-6 años mínimo. La uva elegida fue la malvasía volcánica, que por su elevado grado y acidez natural a todas luces era perfecta. Y lo es. El vino Lías Malvasía Volcánica, una de las referencias más premiadas nacional e internacionalmente de la bodega fundada en 1775, confirma que hay vida más allá del primer año, larga y espectacular vida.
La uva procede de cuatro viticultores de Tinajo (Mª Delia H., Mª Elena L., Mª Teresa M. y Ramón Q.) y fue vendimiada el 25 de julio de 2019. Los racimos se trasladaron el mismo día a la bodega en cajas de 18-20 Kg., y se guardaron en la cámara climatizada hasta el día siguiente, cuando se introdujeron, sin despalillar, en la prensa. El mosto, tras un desfangado estático de 24 horas, inició la fermentación con las propias levaduras de El Grifo. Finalizada la fermentación, la mitad de la partida se introdujo en barrica de roble francés de 500 litros, manteniendo la otra mitad en depósito. Se batonearon durante tres meses tanto las barricas como el depósito para mantener las lías en suspensión. Tras el ensamblado de ambas partidas se continuó el batonaje en depósito hasta su clarificación y posterior embotellado, que se realizó el 23 de abril de 2020. Desde entonces permanece en botella.
Complejo y elegante, Lías Malvasía Volcánica destaca por un color verde limón con ligeras tonalidades doradas, fruto de la crianza, limpio y brillante. En cuanto al aroma, es un vino en evolución, por tanto, de intensidad media-alta. Recuerda a fruta fresca, cítrica como la cáscara de naranja y tropical, como el maracuyá y el mango. También se perciben flores -azahar, jazmín, violeta-, hinojo y aromas complejos como el sílex o el pedernal -fósforo-. La autolisis de las levaduras recuerda aromas de panadería y levadura. Además, la crianza en botella favorece aromas de frutos secos, miel y caramelo.
En boca, tiene volumen, paso largo, untuoso, acidez natural muy marcada, frescura cítrica, notas minerales y ligeramente salinas. Final persistente. Marida con aperitivos, quesos, encurtidos, pescado, mariscos y carne blanca. Sin duda, un magnífico blanco, con gran personalidad, fiel reflejo del tesón del viticultor y del empeño de las personas que conforman El Grifo por obtener vinos únicos.