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Dónde comer increíble cerca de las playas más bonitas de España: del norte al sur con tenedor y chanclas



Els Pescadors (Dónde comer cerca playas España 2025) - GastroSpain (2)

Bañarse en las aguas de las playas más hermosas de España es un placer que despierta todos los sentidos, pero hay un instante aún más redondo: cuando, con el salitre todavía en la piel y el cabello alborotado por la brisa, uno se sienta a la mesa para prolongar el día en forma de bocado. Comer junto al mar no es solo cuestión de hambre: es un acto de pertenencia, de dejar que el paisaje se cuele en el plato y que el mar dialogue con el paladar. De norte a sur, de la bravura atlántica a la calma dorada del Mediterráneo, la costa española ofrece restaurantes que son más que simples lugares donde saciarse: son miradores de sensaciones.


En estas mesas frente al mar, el producto no se esconde: se exhibe orgulloso, fresco, con la textura precisa y el aroma que solo concede la cercanía de la lonja. Los pescados llegan con la piel aún tensada por la brisa nocturna; los mariscos, con el perfume salino intacto; los arroces, impregnados del fondo marino que chisporrotea en la cazuela. Aquí, cada receta cuenta una historia: la del pescador que amanece, la del chef que respeta el ritmo natural, la del cliente que encuentra en cada bocado un eco de las olas. La experiencia es un juego de texturas —crujiente, sedosa, carnosa— y de temperaturas que evocan mareas y estaciones.


Este viaje con tenedor y chanclas recorre rincones donde la geografía y la gastronomía se funden, como si el litoral español hubiera decidido dibujar su mapa con aromas y sabores. Galicia con su bruma y sus centollas, la Costa Brava con sus calderetas luminosas, Valencia con el arroz como bandera, Menorca con sus brasas marineras y la Costa del Sol con sus pescados al fuego vivo. Un recorrido que invita a quedarse un rato más, a dejar que el sol se esconda sin prisa y que la sobremesa se alargue hasta que la marea, cómplice, nos recuerde que el mar también tiene sus horarios.




A Centoleira


A orillas de la Ría de Pontevedra, A Centoleira despliega mariscos tan frescos que aún parecen respirar sal marina. Centollas robustas, cigalas perfumadas y vieiras tersas reposan juntos sobre la mesa, evocando espuma y bruma. La empanada aporta una textura dorada y aterciopelada, un beso rústico que armoniza con un albariño vivaz que acaricia el paladar como un crepúsculo atlántico.





El Serbal


Frente a las arenas doradas del Sardinero, El Serbal mantiene una estrella Michelin consolidada en su cocina que reinventa los sabores tradicionales cántabros con sutileza y respeto por el producto local. Aquí, la textura del pescado y la intensidad del mar se filtran en cada plato, mientras las vistas a la bahía te deslizan hacia una sobremesa que parece prolongar la marea.





Els Pescadors


Aquí, el Mediterráneo entra por la ventana y se acomoda en la terraza. Una caldereta de pescado, tan cristalina como el agua cercana, conjuga sabor, memoria y luz. Las langostas, firmes y dulces, evocan recuerdos íntimos de mar y niñez —una cocina refinada que susurra "mar, calma, eternidad".




 

La Colonia de Carmela


Inspirado en la nostalgia de las colonias veraniegas y en la tradición de Casa Carmela, este proyecto de Toni Novo es un refugio junto al mar, con terrazas amplias y una sencillez elegante. La paella valenciana —pollo, conejo, pato, garrofón, caracoles y verduras— se cocina con cariño, sin leña, pero con una dedicación que destila sabor auténtico. La brisa, la arena cercana, el crepitar del arroz... una experiencia que evoca infancia, verano y luz mediterránea en cada bocado.





Cafè Balear


Menorca ofrece un momento suspendido en el tiempo. Cafè Balear, en Ciutadella, es un santuario de parrilla donde los pescados llegan directo del mar al fuego, donde se exhala la huella marina. La caldereta de langosta es una joya cremosa que estalla de sabor y el cava espumoso tiene burbujas que despiertan la mirada. El entorno, sencillo y marinero, amplifica el recuerdo salobre de cada bocado.





Los Marinos José


Con los pies en la arena y el aroma de plancha en el aire, Los Marinos José celebra la frescura sin artificios: cigalas, quisquillas, centollas que cantan sal y mar. El local brilla por su elegancia sencilla y su relación directa con el Mediterráneo, un festín de plancha entre el rumor de las olas y la copa burbujeante.


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