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Las bebidas de moda del verano 2025 (y cómo prepararlas sin parecer influencer)


Bebidas de moda verano 2025 (Bodega) - GastroSpain (1)

El verano siempre promete tardes lentas, conversaciones que se estiran y ese calor que nos empuja a buscar alivio en un vaso frío. Sin embargo, la moda de las bebidas fotogénicas y excesivamente elaboradas ha hecho que, en muchas ocasiones, olvidemos lo esencial: el placer de un trago honesto. Este 2025, la tendencia parece virar hacia una coctelería más auténtica, con sabores reconocibles y una estética que no necesita un trípode para ser disfrutada. La buena noticia es que este cambio no significa renunciar a lo novedoso; al contrario, hay un mundo de combinaciones frescas, creativas y fáciles que encajan perfectamente con esta filosofía.


La nueva ola de bebidas estivales en España mezcla tradición y modernidad, pero lo hace con inteligencia. Por un lado, encontramos el regreso de clásicos como el tinto de verano, que vive un revival inesperado incluso fuera de nuestras fronteras. Por otro, la irrupción de propuestas saludables, sin alcohol o de baja graduación, que permiten disfrutar de la experiencia social del brindis sin los efectos secundarios del exceso. También hay un protagonismo creciente de ingredientes botánicos, fermentados y frutas de temporada, no solo por su sabor, sino por la sensación de frescor y naturalidad que transmiten.


El común denominador de estas tendencias es su facilidad para adaptarse a cualquier situación: desde un aperitivo improvisado en la terraza hasta una cena más cuidada. Son bebidas que puedes preparar en casa sin un arsenal de herramientas de coctelería y que, aún así, sorprenden por su sabor, su aroma y, sí, su aspecto. Porque al final, todos queremos que lo que tenemos delante sea apetecible, pero sin caer en el artificio del postureo. Así que, copa en mano, vamos a recorrer las propuestas que están marcando el pulso de este verano y que podrás disfrutar sin parecer que estás haciendo un tutorial en directo.



El tinto de verano encabeza la lista, pero con un pequeño toque de reinvención. Su fórmula clásica —vino tinto joven y gaseosa de limón, mucho hielo y una rodaja de cítrico— sigue siendo infalible, pero este año algunos bartenders le añaden un leve chorrito de vermut para darle profundidad sin restarle frescura. La clave está en no sobrecomplicar: cuanto más directa sea la mezcla, más auténtico el resultado. En el territorio de las bebidas sin alcohol, la oferta es cada vez más amplia y atractiva. Vinos 0,0, destilados sin graduación y kombuchas aromatizadas con frutas o especias están seduciendo tanto a quienes buscan cuidarse como a los que simplemente quieren un trago fresco sin efectos posteriores. Bastará con servirlos en una copa balón, añadir hielo grande y un toque aromático como una rama de tomillo o cáscara de naranja para conseguir un efecto elegante sin esfuerzo.


Los cócteles botánicos aportan un matiz sensorial único. Hierbas como lavanda, albahaca morada, shiso o tomillo no se usan ya solo como decoración, sino que forman parte del cuerpo de la bebida. Una infusión fría de lavanda mezclada con ginebra y limón, o de tomillo con vino blanco y un toque de miel, puede trasladarte a un jardín mediterráneo en pleno atardecer.



La sidra también vive un momento estelar: más ligera, con menor graduación alcohólica y en versiones infusionadas con frutas o lúpulo, resulta ideal para tardes largas al sol. Servida bien fría, en copa transparente y con una rodaja de manzana, tiene un encanto sencillo que conquista sin artificios.


Y no podemos olvidar a la cerveza, que en verano se reinventa en estilos ligeros y aromáticos. Las summer ales con piel de limón, semillas de cilantro o notas florales son refrescantes, fáciles de beber y perfectas para acompañar un picoteo. Servirla en un vaso limpio, bien fría y junto a algo tan simple como pan con tomate y aceite puede ser la definición exacta de felicidad estival.


En definitiva, este verano las tendencias líquidas nos invitan a reconectar con la sencillez: tragos que refrescan, que saben bien y que no requieren un manual de coctelería para disfrutarlos. Porque, al final, lo que de verdad importa no es el ángulo de la foto, sino el momento que compartimos con cada sorbo.


 
 
 

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