
Tierras fértiles y temperaturas adecuadas invaden el valle navarro del Ebro, donde gracias a su entorno, los cultivos se benefician, consiguiendo que La Catedral de Navarra, forme parte de un tesoro gastronómico que ha llevado las conservas vegetales a nivel del arte.
Con más de 70 años de tradición, la familia Sainz ha hecho de esta marca un referente de calidad. Su filosofía se basa en un respeto absoluto por los productos naturales, con un proceso que captura la esencia de las verduras recién cosechadas. Todo empieza con la selección de las mejores tierras para el cultivo y continúa con la supervisión rigurosa de cada etapa de elaboración.
Las conservas de La Catedral de Navarra destacan por su sabor primario y distinguido, fruto de un esfuerzo constante en investigación para mantener intactas la textura, el aroma y la autenticidad de cada producto. Espárragos, pimientos del piquillo, alcachofas y guisantes son solo algunas de las joyas que integran su catálogo, elaborado exclusivamente con productos originarios de la huerta navarra.
Cada conserva se realiza en el menor tiempo posible tras la recolección, preservando al máximo las propiedades de los frutos. Además, la marca cuenta con estrictos controles de calidad, tanto internos como de las denominaciones de origen que avalan sus productos más emblemáticos.
En La Catedral de Navarra, incluso el diseño de sus envases está pensado para estar a la altura de la excelencia de su contenido, ofreciendo una experiencia gourmet que comienza con los ojos y culmina en el paladar.
Sumérgete en el sabor puro de la naturaleza navarra con esta magnífica opción.
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